Recuerdo el día, la hora y el lugar en el que estaba cuando Alazne me llamo por primera vez, y desde el primer minuto conectamos. Tanto que no le hizo falta nada más y en esa misma llamada me dijo que adelante, que yo sería su wedding planner.  Y así entre quedadas, llamadas y demás preparativos llegamos al 13 de junio, con un sol que aguantó estoico hasta que acabó la ceremonia, un coche escarabajo rojo, muchas hortensias rosas y varios guiños a los cuentos de la infancia.