Hay bodas especiales, y esta fue una de ellas. No sólo porque los novios son fotógrafos (Estudio 84, Vitoria) y tampoco porque el lugar escogido fuese poco habitual, una enorme y preciosa casa rural. Lo que hizo especial esta boda fueron las PERSONAS, familia y amigos de Tamara y David que arroparon a los novios durante todo el fin de semana. Creo que esta es una de las bodas en las que la lluvia más me ha hecho sudar y correr, la decoración la monte y desmonte varias veces y finalmente a punto de empezar la ceremonia tuvimos que pasar al plan B en el interior. Si hablamos en términos de decoración fue un revés, pero en términos humanos fue una de las mejores cosas que pudo pasar: los invitados corrían para trasladar los muebles, las flores y todo lo necesario para que esta pareja tuviese su momento especial. Ninguno nos acordamos de la lluvia de ese día sino de los buenos momentos y de como todos demostraron ese amor, cariño y compromiso por los novios. En definitiva ¿de eso van las bodas no?